Siempre es positivo cuando una medida de fuerza que afecta a miles de personas se levanta, luego de varias semanas de conflicto. A partir del lunes, la Universidad Nacional de Tucumán volverá a su actividad normal luego de que la Conadu Histórica (Conaduh), a la que está afiliada la Asociación de Docentes e Investigadores de la UNT (Adiunt), decidiera cesar con la inactividad total que mantenía en los claustros universitarios desde el 6 de agosto, en reclamo de una mejora salarial, entre otros asuntos.
Tras arduas negociaciones para destrabar el paro que habían iniciado 57 universidades, el Gobierno nacional ofreció un incremento de entre un 24% y 26%, según las categorías docentes, con aumentos escalonados y que incluye sumas remunerativas no bonificables (no ingresan al sueldo básico). El incremento final se cobraría con los haberes de octubre. El acuerdo que firmaron Conadu, UDA, Fagdut y Fedun, incluye una cláusula de revisión cuando se conozca el índice de inflación en diciembre. La Conadu Histórica rechazó el ofrecimiento y decidió continuar con el paro, con el apoyo de un sector estudiantil en el caso de Tucumán.
La posible continuidad del cese de actividades comenzó a inquietar la semana pasada a padres de alumnos de establecimientos preuniversitarios de la UNT que habían manifestado a las autoridades su preocupación por la falta de clases. A modo de presión, el ministro de Educación de la Nación, Alejandro Finocchiaro, instó a las casas de altos estudios con escuelas experimentales a su cargo a efectuar esos descuentos, sin embargo, el vicerrector de la UNT anunció que dicha medida no se efectivizaría.
De los 55.000 estudiantes de la Universidad, 3.000 asisten a las escuelas experimentales. Un grupo de padres autoconvocados expresaron que aunque apoyaban la protesta de los docentes, temían que sus hijos perdieran el año; algunos estaban considerando la posibilidad de cambiarlos de colegio. Un funcionario universitario les aseguró que la UNT haría todo lo que estuviera a su alcance para colaborar con los estudiantes, especialmente con los de las escuelas experimentales, para evitar que perdieran el año y conjeturó que en caso de que el paro se prolongara, se podía extender el ciclo lectivo y modificar las fechas de las mesas de exámenes.
“El paro se levanta pero se mantiene el proceso en defensa de la educación pública, con los reclamos salariales, presupuestarios y de los estudiantes”, dijo un dirigente de la Adiunt.
Los conflictos salariales entre los universitarios se mantienen desde hace ya tiempo. El paro de 2014 fue uno de los más largos se extendió a lo largo de 90 días; milagrosamente los estudiantes, que suelen ser el jamón del sándwich, no perdieron el año, pero eso no significa que no se haya resentido su educación. No se puede recuperar en unas semanas lo que se perdió en meses,
Nadie duda de la justicia del reclamo docente. En una oportunidad, sugerimos que para no repetir la amarga experiencia de 2014 y teniendo en cuenta que la Nación es la responsable de pagar los salarios universitarios, sería positivo que los gremialistas y las autoridades de la UNT diseñaran, antes de que concluya 2018 una estrategia común para realizar los planteos correspondientes ante el Ministerio de Educación, de manera el ciclo lectivo de 2019 no comience con una secuencia de medidas de fuerza como viene sucediendo. Se podría comprometer en esta gestión a los legisladores nacionales por Tucumán para que trabajen conjuntamente por la defensa de la educación universitaria. Sin resignar los ideales de la lucha, se debería pensar en una alternativa para no resentir la enseñanza y no perjudicar a los alumnos. La falta de diálogo y la intransigencia de las partes en conflicto desembocan generalmente en un callejón sin salida. La educación es el motor del progreso de una sociedad, vale la pena recordarlo siempre.